miércoles, 30 de diciembre de 2009

Año nuevo, vida nueva

Pero, ¿de verdad estaremos dispuestos a empezar una vida nueva? Joseph Pearce, afamado escritor, habla sobre las características de las personas convertidas al catolicismo a lo largo del pasado siglo XX: Existía, en primer lugar, un profundo desengaño “del mundo” y de lo que este era capaz de ofrecer; un deseo de profundidad en un mundo superficial; un deseo de permanencia en un mundo cambiante; y de certeza en un mundo de dudas.

Deseo, palabra clave. Tú lo sabes, yo lo sé, el mundo no satisface las necesidades de nadie. Lo que ofrece no trasciende lo suficiente, es demasiado superficial, es demasiado cambiante, demasiado inestable, demasiado dudoso. Te invito a que reflexiones sobre esto y sobre cuales áreas de tu vida son demasiado “mundanas”. Ese vacío existencial que has sentido, solo puede ser llenado por Dios. Si el año pasado se te pasó de noche, como viento fugaz o simplemente demasiadorápido, demasiado vacío, demasiado sin sentido, prueba algo diferente este año.

¿Pero que hay que hacer para realmente cumplir con ese rechazo al mundo? Sigfried Sasoon, poeta inglés, decía: “A mi pobre y viejo “yo” le pregunte muchas veces a cuántas cosas estaba dispuesto a renunciar si me convertía en católico. Y la respuesta siempre fue la misma: me lo pedían todo.” ¿A cuántas cosas estamos dispuestos a renunciar? Cuestiona tu cristianismo si se limita a las misas de precepto y confesiones en cuaresma. Cuestiónalo si no eres perseguido o calumniado por tu forma de pensar y de vivir. Proponte vivir cada día un poquito más devotamente, un poquito más apegado a Cristo, ligeramente más apegado a Su Iglesia. En pocas palabras, te invito a que dejes de ser un “católico light”. Y vas a ver que ese rechazo al mundo, que por supuesto viene acompañado de una cruz, te va a traer más felicidad de la que puedas soportar. ¡Y alégrate, que con Dios se puede!

“Pero Dios, que es rico en misericordia y nos tiene un inmenso amor, aunque estábamos muertos por nuestros pecados, nos volvió a la vida junto con Cristo” (Ef. 3,4-5)

No hay comentarios: