Mucho se habla en el Nuevo Testamento de la pobreza. Jesús, perfecto hombre, se hizo pobre para hacernos ricos con su pobreza (2 Cor. 8,9). Además en reiteradas ocasiones al proclamar la venida del reino de los cielos hace referencia a los pobres. En el pasaje del joven rico está la invitación: “Si quieres ser perfecto, toma tus bienes, véndelos, da el dinero a los pobres y luego ven y sígueme”. Luego viene la enigmática frase de Jesús: “¡Qué difícil es para un rico entrar en el reino de los cielos! Pues es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios” (Lc. 18,18-30; Mc.10,23-27)
¿Qué quiere decir todo esto? Es interesante ver, que si analizamos todos y cada uno de los pasajes en los que Jesús habla de esto, notamos que en ninguno de ellos Jesús condena a la riqueza ni alaba a la pobreza por sí mismas (Mt. 6,19-24). Sin embargo, todo cristiano que busca la santidad deberá llegar a alguna forma de despojamiento exterior, exteriorizando esta pobreza, facilitando así el vivir este mandato del evangelio de desapego a los bienes materiales.
Ahora bien, Jesús tiene una cierta predilección por los pobres y marginados de la sociedad. Recalca que “Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos” (Mt. 9,12-13). Podemos ver una aversión de Dios por el estado actual del mundo y su proyecto de poner las cosas en su sitio. Jesús no se limita en ningún momento a “anunciar la buena noticia” si no que la hace una realidad. Es entonces para el cristiano fundamental adecuarse a éstas realidades para hacerlas práctica en su sociedad. Debe mostrar su amor hacia Dios manifestándolo en el amor al prójimo y esto verlo como un hecho dinámico, donde me “aproximo” al otro por medio de la caridad.
Finalmente los invito a todos a hacer propia la pobreza que tantas veces y tan claramente menciona el evangelio, y que muchas veces pasamos de largo o torcemos según nos conviene. El primer paso grande quizá sea concientizarnos de la situación que vive nuestro país y adecuar nuestros usos y costumbres a unos más apegados a la buena noticia y sus enseñanzas de pobreza.
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